Las numerosas fuentes, grutas y juegos de agua presentes en Villa D’Este, supuso un modelo a seguir imitado por los jardines europeos del manierismo y del barroco. Entre ellos el ejemplo más conocido es el de los jardines del Palacio Real de Caserta.
Ideado por el pintor y arquitecto Pirro Ligorio , después del período de esplendor, la villa, entre los siglos XVIII y XIX, cae en un estado de abandono y sólo a mediados del siglo XIX, gracias a una sabia restauración, la villa volvió a recuperar su antiguo esplendor. Considerado desde 2001 como patrimonio de la humanidad por la UNESCO